domingo, 17 de enero de 2021

La dura despedida de mis bichitos.y el cuento de mi viaje

  Comienza la travesía de los aeropuertos y mis hijos han viajado especialmente para despedirme a la ciudad capital. Han sido días maravillosos. Nos reímos y nos divertimos mucho antes de darnos esta amarga despedida. Ellos saben que son mi vida, mi motor, pero también saben que debo partir a buscar un mejor futuro para todos. Apoyar a su padre quien ha pasado un largo y duro año solo por esas tierras hoy ya no son desconocidas para mi. Nuestra primera parada fue en Madrid. Cuidad muy entrañable para mi por mis afectos. Mi padre y mis hermanos estaban esperándome con todo el amor para darme. Allí estaba papa al ladito temeroso en la puerta del terminal 1 del aeropuerto de Barajas. Con todo los nervios reflejados en nuestros rostros y ese abrazo poco seguro  que nos dimos, después de tantos años. Pero estaba allí como me lo prometió. Partimos en taxi al centro de Madrid, a la Gran Vía para instalarnos por unos días en la que sería mi refugio nro 1 de esta travesía. Porque sí señores atravesaré el mundo. Nos instalamos por la hora en un hotelito pequeño ubicado frente a la emblemática plaza España y su Miguel de Cervantes y su Don Quijote y Sancho Panza.  Luego de una corta espera y mientras nos asignaban nuestra habitación, pude intercambiar pocas palabras con papá. Nuestros nervios seguían intactos y preferimos dejarlo para el día siguiente. Papá se montó en su metro y con un abrazo más relajado nos despedimos a la espera de esa gran conversación. Decidimos caminar los que nos quedaba de tarde, no comprendiendo yo,  que la  tarde, ya no era mi tarde , ya eran las 9 pm y apenas anochecía en Madrid. Imaginen mi cansancio pero nada,  teníamos poco tiempo y había que aprovechar al máximo. Decidimos comer algo y luego caminar un poco por esa maravillosa Gran Vía. Edificios altos, antiguos con figuras en sus terrazas, casas antiguas y maravillosos techos rojos  que te dan esa sensación, por lo menos a mi de original a pesar de lo moderno, de la organización como ciudad turística,  esa esencia de familia y de historia está en cada casa. Caminamos hacia lo que es la puerta del sol, no sin antes pasar por una de las muchas sedes de las famosas tiendas de El Corte Inglés. Entramos solo por 10 min a disfrutar de esa vista maravillosa de su terraza. Mi esposo me regaló una botella de Moet Chandon, con motivo de guardarla y celebrar el día de mi cumpleaños que sería apenas en tres días. Continuamos nuestra marcha a la famosa plaza de la Puerta del Sol y su inolvidable aviso recién restaurado del Restaurante Tío Pepe. Por supuesto que nos tomamos la respectiva foto del recuerdo. Era asombroso ver la marcha de gente. Recién estaba Madrid arrancando su noche y nosotros con nuestros cuerpos deseando llegar al hotel pues el cansancio ya era evidente y necesitábamos descansar, sin embargo caminando se nos hicieron sin darnos cuenta la 1.30 am y veíamos como todas las personas parecían recién levantadas. Que divina esta ciudad. Con sus contrastes de inmigrantes y con el reflejo de una necesidad palpable en cada persona que hace cualquier cosa como por como dicen ellos: tirando pa delante para conseguir.. Un duro..   
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l Raquel Maldonado

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